lunes, 2 de mayo de 2011

Descartes y Kant: dos concepciones de la Metafísica


De nuevo estamos aquí, apunto de terminar el curso y trabajando a nuestro último filósofo: Kant. Con este trabajo estamos comparando la metafísica del filosofo Descartes, anteriormente estudiado, con la Metafísica de Kant para poder introducirnos de una forma mas fàcil a su filosofia kantiana. ¡Esperamos que os sirva de gran ayuda!


- Después de estudiar a Descartes, sabemos que este, como racionalista que es, rechaza la obtención del conocimiento a partir de los sentidos y cree que únicamente es posible a través de la razón. En consecuencia, para él la ciencia denominada Metafísica tiene como objetivo determinar a nivel racional cada una de las esencias de todo aquello que existe, sea o no material, más allá de la información cognitiva que nos proporciona lo sensorial y lo empírico.
Asimismo, una de las prioridades de Descartes para fundamentar gran parte de su filosofía es demostrar la existencia de Dios, mediante el puro razonamiento y la construcción de un edificio con unas bases epistemológicas sólidas, en otras palabras, la elaboración de una concepción del conocimiento basado exclusivamente en el uso de la razón a partir de una serie de reglas.
De forma contraria, Kant afirma inicialmente que el conocimiento que se obtiene es limitado, pues se fundamenta en lo sensorial, en aquella información proporcionada por los sentidos.
Así pues, él plantea el problema de si realmente la Metafísica es capaz de formular una serie de juicios sintéticos antes de la experiencia, es decir, a priori y por lo tanto, si llegará a ser en el sentido estricto una ciencia.
Por otra parte Kant analiza a la razón, aquella con la cual se pueden lograr conocimientos.
Y se concluye de todo esto que:

- La Metafísica para Kant es una actividad natural del ser humano a preguntarse el origen de las cosas. Sin embargo, critica que jamás se obtendrá conocimiento alguno a partir de la formulación espontánea de cuestiones, la reflexión sobre las mismas y sus respuestas, ya que se ha de pensar a partir de una serie de reglas, que conduzcan correctamente la reflexión para obtener resultados coherentes.
-La Metafísica según Kant, no es posible como ciencia, pues conlleva a que se estudie la cosa en sí, situada más allá de las posibilidades del ser humano. Además, para este filósofo, Dios, el alma y el Universo son ideas puramente trascendentales, es decir, no poseen contenido empírico alguno, son conceptos racionales.
En resumen, desde una perspectiva cartesiana, la Metafísica es el inicio sobre el cual se fundamenta todo aquello relacionado con la realidad. Esto implica que sea una ciencia más sobre la cual se fundamentan el resto de ciencias. Finalmente, cabe destacar que a los ojos de Kant, la Metafísica no es una ciencia, pero sí que lo son las matemáticas y la física, que en conjunto, nos proporcionarán datos válidos sobre la realidad.

domingo, 1 de mayo de 2011

Es cierto que estudiar a Descartes significa principalmente estudiar sus famosas reglas del Método, las cuales orientarán correctamente nuestro pensamiento a fin de conseguir un conocimiento verdadero. 

Sin embargo, estudiar a Descartes también significa profundizar en ciertos aspectos morales que se desarrollaron necesariamente con la finalidad de dar soporte al pensador mientras fundamenta y pone en práctica el Método. 

En efecto, Descartes elabora una moral por provisión, complementaria, basada en una serie de máximas, las cuales le ayudarán a no mantenerse irresoluto, será pues, su segunda vivienda. 

Así pues y sin más preámbulos, aprovechamos las herramientas tecnológicas para profundizar con más detalle en la moral cartesiana. ¡Disfrutadlo!.
  Presentacion filosofia dualismo.
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Jéssica Jiménez y Andrés Juca 

viernes, 11 de marzo de 2011

¡Hola de nuevo! 
Como os prometimos hemos vuelto con el trabajo acabado y el esquema por fin completado. Esto nos ha ayudado a saber qué cosas están mal de la redacción que nuestra amiga Cinthia nos envió para ayudarnos a la hora de estudiar el examen de Filosofía, como ella quiso ayudarnos a nosotros, le hemos escrito una carta dónde dice qué cosas están mal para ayudarla nosotros esta vez.
A continuación os dejamos la carta que le hemos enviado y el esquema.
Esperemos que disfruteis muchísimo de este trabajo y que os sea de una gran ayuda.

Pincha aquí.


Saludos de parte de: Tamara Baranova, Andrés Juca, Jéssica Jiménez y Mireya Montaner.

lunes, 28 de febrero de 2011

Esquema de la Moral Cartesiana.

De nuevo os presentamos otro proyecto que realizamos desde la asignatura de filosofía. Este consiste en hacer un esquema con los cinco puntos que corresponde a la filosofía cartesiana. Pero por falta de tiempo en las clases en un principio sólo os presentaremos la mitad del trabajo, la otra mitad se subirá más adelante.
Otra cosa importante que cabe mencionar, es que, este esquema lo vamos a realizar porque Cinthia nos envió un e-mail con una redacción hablando acerca de este tema. Y hemos observado que dicha redacción no está bien a nivel de contenidos, así que, primero investigaremos y comprenderemos la información y después le contestaremos diciendo qué tiene que cambiar.
Esperemos que os guste, esta vez hemos utilizado uno de los programas que nuestra profesora Ana Estela i Gallach nos recomienda: MINDOMO. Disfrutadlo... y hasta dentro de unos pocos días.





Tamara Baranova, Andy Juca, Jéssica Jiménez y Mireya Montaner. 2º Bachillerato B.

jueves, 10 de febrero de 2011

Que sais je?

Después de estudiar a Platón y de realizar los correspondientes examenes, hemos empezado a estudiar a René Descartes. Y de nuevo, os dejamos una de las actividades correspondientes a la PAU: la actualización. Con ella, intentaremos responder a una pregunta: ¿Es Descartes un pensador escéptico?

En primer lugar, es necesario remontarse al siglo IV a.C, en concreto, a la Antigua Grecia. Duranta este periodo se fundará el escepticismo radical por parte de Pirrón de Elis (320 a.C – 270 a.C.). Este movimiento epistemológico se retomará durante los inicios del Renacimiento como una de las corrientes más influyentes dentro de la comunidad filosófica y científica de esa época.

Por lo tanto, el Pirronismo o escepticismo radical fue una corriente helenística que consistía en huir de la angustia del existir, con la finalidad de alcanzar cierta felicidad. Los seguidores de esta doctrina defendían su posición mediante una serie de argumentos que además se utilizaron como contraposición al dogmatismo: los silogismos no son totalmente válidos y demostrativos; nuestros sentidos pueden proporcionarnos información falsa y subjetiva;  cada uno de los hombres está provisto de ciertas costumbres y/o tradiciones que difieren con las del resto, causando controversia y desacuerdo entre ellos.

En suma, el escéptico radical, ha de renunciar a la formulación de juicios, debe suprimirlos, adquiriendo una actitud que se conoce como “epojé”, con la finalidad de alcanzar la felicidad y armonía, ajenas al conflicto crónico que existe entre los hombres.

Ahora bien, toda esta corriente clásica volvió a adquirir importancia durante el Renacimiento, gracias a autores como Sexto Empírico (“Hypotyposis pirrónicas”), quien recapituló y concretó los argumentos del escepticismo radical. Estos, serían ahora utilizados por autores como Erasmo, Montaigne o Francisco Sánchez, como crítica al dogmatismo impertante, coincidiendo con la crisis religiosa, étnica y científica del momento. Concretamente, porqué las religiones cristianas reñían entre ellas por adquirir la verdad; el descubrimiento de América enfatizó el argumento de las tradiciones y finalmente, los escolásticos no tenían en cuenta que la capacidad humana de pensar tenía límites, pues dedicaron su tiempo a indagar en cuestiones complejas de metafísica o teología. 

Análogamente, Descartes desarrolló un escepticismo que no tiene casi nada que ver con la de los autores señalados previamente. Sin embargo, la influencia de Montaigne es notable en su obra desde un punto de vista religioso, pues ambos respetaban su teología y acataban las leyes y costumbres de sus países, por lo que esto incluye aceptar “la religión en la que Dios me ha concedido la gracia de ser instruido desde mi infancia”.

De forma más concreta, el escepticismo metódico de Descartes surge en un contexto de investigación científica, de continuos descubrimientos y establecimientos de teorías astronómicas y físicas, entre otras. En consecuencia, Descartes advierte que había que rechazar a asentir a todo aquello que pudiera dudarse a nivel racional. En efecto, él practica un continuo cuestionamiento y un examen crítico para ver si  quedan juicios ciertos, evidentes e indudables, es decir, alcanzar verdades que fundamenten el conocimiento, que por entonces era un tema delicado. Por otra parte, ésta práctica de la duda era un antídoto contra el dogmatismo, que por entonces aseguraba la existencia de verdades absolutas, ignorando nuestras capacidades cognitivas y subjetivas, además de prescindir de los condicionamientos culturales que nos hacen asumir determinadas creencias como verdaderas.  

Asimismo, sabemos que Descartes fue una personalidad obsesiva con el tema de la certeza. Muchas son las alusiones que hace en el “Discurso del Método”, concretamente en la primera parte, donde explica que a pesar de haber estudiado en uno de los más prestigiosos colegios de su época, junto con celebridades dignas de mencionar, no se encontraba contento, más bien todo lo contrario: la incertidumbre, la duda y el error provocaban en él cierta situación de ignorancia, por lo que cierta libertad de pensamiento y un riguroso examen individual por parte de cada uno.

Antes hemos mencionado superficialmente el papel de los aristotélicos durante el Renacimiento. Principalmente, sus teorías están relacionadas con el campo de la metafísica y de la cosmología: teoría hilemórfica, la física aristotélica enfocada al movimiento de los cuerpos, etc. Sin embargo, la escuela aristotélica fue más allá y se convirtió en un excesivo intelectualismo, es decir, anhela explicarlo todo, incluso teorías metafísicas o teológicas que se encuentran fuera del alcance de la razón humana, débil de por sí y sin capacidad de dar luz a estos oscuros interrogantes. Todo esto proporciona otra razón más a Descartes para cuestionar si es o no posible alcanzar conocimiento verdadero alguno y por lo tanto, la aparición de su escepticismo metódico.

Por todo ello, podemos concluir que Descartes sí que practica un escepticismo pero totalmente distinto al radical, practicado por Pirrón. En concreto, desarrolla un escepticismo metódico como respuesta al dogmatismo irreflexivo de su época, así como el imperante exceso de “conocimiento” por parte de los aristotélicos. También es necesario destacar que el contexto de crisis general y de abundantes descubrimientos científicos le impulsa a plantearse un método que no niega el conocimiento, pero se  basa en un riguroso examen y en la duda, con la finalidad de conseguir verdades indudables y evidentes, las cuales le ayuden a distinguir lo verdadero de lo falso “para  ver claro en mis acciones, y caminar con seguridad por esta vida”.